lunes, 12 de junio de 2017

Ray Loriga / Rendicion / Sancho Panza y las redes



Ray Loriga
Rendición
Sancho Panza y las redes 
BABELIA
8 JUN 2017 - 10:40 COT

Con algunos escritores que han tenido la fortuna de convertirse en fenómenos sociológicos uno siempre tiene la tentación de hacer un balance que no sólo habla del autor, sino del país que lo eleva. Desde 'Lo peor de todo' (1992), su primera novela, Ray Loriga (Madrid, 1967) fue el fetiche literario en el que toda una generación de españoles quería reconocerse: Loriga era “moderno”, era también “auténtico”, posando encima de una Harley Davidson, y escribía, por fin, “como los de fuera” (cite cada uno a los que quiera). Una escritura tendente al aforismo, con protagonistas desarraigados y nihilistas (la cara romántica del cosmopolitismo), lirismo siempre pertinente y un oído poderoso eran los ingredientes para desatascar el excesivo peso de la tradición realista o de una vanguardia local de frases kilométricas. Loriga daba una imagen de un país emancipado de raíces antagónicas, de sus odios, patetismo y, en cierto sentido, paletismo. Ni que decir tiene que la obra posterior de Loriga ha constituido un esfuerzo por huir de una fama que era a la vez un malentendido un tanto superficial. A veces, como el propio país, ha vuelto a reconocerse en su historia, sin miedo de hacer el ridículo, como en el guion para la película 'Teresa, el cuerpo de Cristo', o ha explorado en una lectura sutil del remanente picaresco, como en Trífero (2000) o Za Za, emperador de Ibiza (2014). 

Por CARLOS PARDOALFAGUARA
EL PAÍS







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